Todos los óvulos (ovocitos o gametos femeninos) que una mujer va a necesitar a lo largo de su vida se producen cuando ella está todavía en formación en el útero de su madre, listos ya para cuando la adolescente alcance la madurez suficiente para comenzar sus ciclos menstruales.
Al nacer, la bebé trae consigo unos dos millones de óvulos, pero al llegar a la pubertad, esta cantidad se ha reducido a unos 500 mil. De todos esos miles, se calcula que desde la pubertad hasta la menopausia madurarán unos 500 óvulos, por lo general uno por cada ciclo.
Cada mes, un óvulo maduro se desprenderá el ovario (ovulación) para ser fecundado por un espermatozoide (gameto masculino) y comenzar así un embarazo, o será descartado si no se fecunda con el sangrado menstrual.
En teoría, todos los óvulos tienen la misma edad cronológica, pero los que se ovulan más tarde en la vida son los que más probabilidades tienen de que se produzca un error genético en caso de resultar fecundado.
Durante varias décadas, se pensaba que los que se formaban primero eran de mejor calidad que los que se formaban después, o que tenían mejores conexiones entre los cromosomas. Esto se conoce como "hipótesis de la línea de producción".
Otra teoría común es que lo óvulos sencillamente envejecían a la par que la mujer.
Pero un estudio realizado por unos científicos de Washington State University, publicado en el American Journal of Human Genetics, parece indicar que esas hipótesis están equivocadas.
De acuerdo a Terry Hassold, biólogo de cromosomas de dicha universidad y coautor del estudio: "No parece que los óvulos que se forman primero sean mejores que los que se forman después".
Según Ross Rowsey, autor líder del estudio, si la hipótesis de la línea de producción fuera cierta, habría muchas células anómalas, y todas se habrían formado tarde. "En realidad, hay una incidencia bastante alta de células anómalas, pero tienen la misma probabilidad de que se formen temprano que tarde".
En realidad, los defectos de nacimiento y los trastornos genéticos se producen por anormalidades de los cromosomas. Esto ocurre cuando los óvulos de la madre o el esperma del padre contienen un número incorrecto de cromosomas. Ciertas proteínas, conocidas como proteínas de cruce, ayudan a que los cromosomas se distribuyan y se enlacen adecuadamente.
Rowsey dice que una mujer ayuda a visualizar el proceso, ya que los cromosomas son como parejas de bailarines, y que los cruces cromosómicos los ayudan a acoplarse correctamente a un salón de baile. "Si esas parejas no están conectadas, es tan probable que se vayan ambos al mismo extremo del salón de baile como que se vayan a externos opuestos". Si los cromosomas no se acoplan en parejas, se puede formar uno extra (como en el síndrome de Down) o a uno solo (como en el síndrome de Turner).
Para averiguar si las células del óvulo que se desarrollan más tarde son más propensas a anormalidades de los cromosomas que las que se desarrollan primero, los investigadores contaron el número de proteínas en las células de los óvulos de los fetos en diferentes etapas de gestación. Aunque encontraron una gran cantidad de variaciones entre los óvulos y entre las mujeres, no se halló vínculo con la edad.
Esto significa que las células de los óvulos de los fetos más jóvenes tenían más o menos el mismo número de cruces cromosómicos que los óvulos de los fetos más viejos. El estudio examinó entre las 14 y las 26 semanas de gestación.
Entonces, ¿cuál es la causa de que a medida que las mujeres tienen más edad aumente el riesgo de defectos genéticos?
Según Rowsey, lo más probable es que la edad de la madre no afecte a los óvulos en sí. Debe haber otros factores involucrados. Los cruces anómalos no pueden explicarlo del todo.
Es posible que las proteínas que hacen los cruces cromosómicos se degraden durante los años que pasa el óvulo esperando en los ovarios de la mujer. Según él es poco probable que una sola proteína pueda estar esperando allí durante 40 años. Y los estudios muestran que esas proteínas no se reponen con el tiempo.
Además, el número de óvulos que tiene una mujer va bajando, y el organismo podría tener menos óvulos buenos para seleccionar con cada ovulación.
Cualquiera que sea la causa definitiva, la edad de la madre es un factor esencial en los trastornos genéticos. Si estás pensando en tener familia después de los 40 años, es mejor que te informes antes con un especialista acerca de los riesgos que podrían tener tanto tú como el bebé, y para que tomes una decisión.
Fuente: Vida y Salud